Paraíso del sabor

Con una carta fija con platillos representativos del mar donde el pescado a la talla o los arroces hacen salivar de sólo verlos, el chef Paco Campuzano también se impone el reto de convertir su cocina en una sala abierta de creación diaria de comida sin límite de antojos.

Pasión por el reto diario se mueve en la mente y las manos del chef Paco Campuzano. Cada día, sobre las brasas de la cocina de Treze con Z, restaurante ubicado en Loma Virreyes y es el lugar en el que se reinventa una propuesta culinaria apta para golosos. Todo lo que se sirve en la mesa de este restaurante tiene una peculiaridad, y es que además de ofrecer un menú fijo, en la cocina el equipo vive con placer un proceso creativo para estrenar a diario platillos irrepetibles.

“Antes de que una receta salga a la realidad, me la como en la cabeza. Es un paladar mental que tenemos los cocineros. Tal vez llega en forma de recuerdo o de pregunta, a veces es para contestarnos cómo sabe, cómo nos gustaría que supiera, a la evocación del recuerdo de algo que vimos o que probamos, y es de ahí donde brotan los sabores de la casa de la abuela, de las primas y cuando de pronto todo se gesta, ya lo tienes servido en el plato”, explica Campuzano a Kokoahh.

Quien llegue a este restaurante notará que hay dos grandes distintivos del chef y su cocina. El primero es la técnica de las brasas, elegida porque “dan mucha presencia y es una labor de cocina que te impone respeto, te retan a disfrutarlas, pero no te dan la seguridad de una temperatura controlada, por lo que la cocina se vuelve divertida, imperfecta y hasta experimental. En las brasas puedes lograr todos los matices, desde un buen tostado hasta sabores diferentes, ya que si usas leña o carbón también puedes cambiar las potencias aromáticas”.