La importancia de los hábitos de sueño en los niños con TDAH

De acuerdo con científicos de la UNAM, la falta de sueño afecta la estabilidad de la atención, la memoria de trabajo, ocasiona la toma de decisiones más arriesgadas, reduce la flexibilidad cognitiva y ocasiona alternaciones del humor, entre otros efectos (Carillo, Ramírez y Magaña, 2013).

Es fácil imaginarse cómo todos estos síntomas pueden potenciar la inatención, la impulsividad y el déficit de funciones ejecutivas de las personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).

Ante este panorama, Maira Gutiérrez Moreno, colaboradora de Proyectodah, señala que es importante identificar cualquier síntoma de falta de sueño en nuestros hijos, estudiantes o pacientes: cansancio en las mañanas, quejas constantes de que no pudieron dormir, falta de concentración e irritabilidad mayor a la que muestran normalmente, son algunos de los signos de que existe un problema del sueño que hay que resolver.

Gutiérrez Moreno comenta que la National Sleep Foundation de Estados Unidos (2016), recomienda que los niños entre 7 y 11 años duerman entre 9 y 11 horas por noche, aunque las necesidades de sueño pueden variar de una persona a otra. Lo más importante es que el sueño sea siempre reparador, es decir, que al despertar, tu hijo, estudiante o paciente se sienta descansado y con energía, y que esta energía no se agote en las primeras horas del día.

Ante la sospecha de un trastorno del sueño, conviene solicitar la valoración de un especialista. Una opción es la Clínica de Trastornos del sueño de la UNAM.

Aquí les dejamos algunas recomendaciones del Dr. Rafael Santana, especialista de la clínica recién mencionada, para desarrollar buenos hábitos de sueño en los niños son:

  • Mantener en la habitación del niño una temperatura agradable, regular la cantidad de luz y conservarla tan silenciosa como sea posible.
  • Establecer una rutina consistente que implique acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, aún durante los fines de semana.
  • Evitar que pase tiempo frente a dispositivos electrónicos que emanen luz blanca un par de horas antes de acostarse (TV, teléfonos, computadora, tableta, videojuegos, etc.)
  • Acostumbrar al niño a que sólo use la cama para dormir
  • Evitar las siestas prolongadas o poco antes de la hora de dormir
  • Evitar bebidas que contengan cafeína (café, algunas variedades de té, chocolate y bebidas de cola) después de las 2 de la tarde.
  • Limitar la ingesta de líquidos antes de acostarse
  • Tomar un baño caliente y/o utilizar técnicas de relajación en un ambiente con luz tenue antes de acostarse.
  • Si el niño no concilia el sueño en 15 minutos, o si se despierta y no se puede volver a dormir en ese tiempo, invitarlo a levantarse y realizar una actividad relajante hasta que sienta sueño nuevamente.