Evita la violencia obstétrica durante el embarazo y lactancia

Para la mayoría de las  mujeres el nacimiento de un hijo es sinónimo de alegría y felicidad, en especial para las mamás primerizas que esperan con ansias la llegada de su bebé a sus brazos. Sin embargo, en México durante los últimos 5 años las cifras de atención a la violencia obstétrica son alarmantes.

De acuerdo a cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), alrededor de 2 millones 455 mil personas enfrentaron alguna forma de violencia durante su embarazo.

Podemos definir la violencia obstétrica a cualquier daño u omisión que provoque una afectación física o psicológica durante el embarazo, parto o periodo de lactancia y que ocurre dentro de los servicios del  sector salud tanto públicos que van de 27 y 40% , mientras que en las instituciones privadas que va de un 15 a 19% cifras que arrojó ENDIREH este año.

Este tipo de violencia es desapercibida en las políticas de calidad de los servicios de salud, ya que en muchas ocasiones esta no es reportada ni por la paciente, ni por sus familiares, por miedo a que existan represalias en su contra, especialmente en este periodo tan complicado como lo es el embarazo.

Este tipo  de de violencia se puede presentar de diversas formas pero las afectaciones física y psicológica son las más significativas:

Física

Cesáreas injustificadas o forzadas, suministro injustificado de medicamentos e incluso prácticas anticonceptivas o esterilizaciones no autorizadas o forzada.

Psicológica

Lenguaje ofensivo o humillante, tono sarcástico, faltas de respeto e incluso gritos.

Para poder erradicar este tipo  de violencia las instituciones del sector salud deben realizar una labor humanitaria, informada, consciente sobre cada uno de sus pacientes y brindarles la atención que merecen, teniendo como objetivo principal preservar la vida tanto  de la mamá como de los bebés.

Por su parte también las mujeres se puede prevenir estando informadas sobre los  derechos que tiene por parte del sector salud, así como capacitarse con un proceso integral empírico que brinde herramientas de desarrollo, fortalecimiento de la identidad y gestión emocional a través de atención individual y grupal, capacitando a las personas para que descubran su poder y desarrollen herramientas para incrementar los factores individuales de protección. De esta manera se contribuye a que las mujeres puedan romper ese ciclo de violencia y vivir de manera sana y con plenitud.