Por Aura Carpio
Sí, leíste bien: ¡comiendo!
No necesitas meditar, hacer yoga, ir a un spa, al bosque o a la playa, todo lo que te provoca ello puede encontrarse en tu refrigerador.
Cuando nos estresamos el cuerpo necesita consumir proteínas como el pescado, huevo, legumbres, nueces y semillas, ¡eso sí! evita las carnes rojas ya es más difícil que nuestro metabolismo las acepte debido a la tensión nerviosa.
¿Te ha pasado que después de una semana repleta de pendientes, idas, vueltas, pocas horas de dormir, subir y bajar, te enfermas? El estrés provoca que nuestro sistema inmunológico se vea repercutido debido a que el cerebro canaliza gran parte de la tensión en el sistema nervioso, por ende somos más aptas a tener un resfriado, ardor en el estómago, jaquecas, ¿o qué tal… aquel tic en el ojo?
Por ello procura buscar alimentos ricos en vitamina C como lo son los cítricos, ellos ayudarán a tu organismo a adquirir resistencia inmunitaria. Recuerda tener siempre en tu nevera espinaca, brócoli y plátano, los cuales contienen vitamina B lo que evitará aquellos dolores de cabeza que no te dejan dormir después de un día de estrés.
¿Taquicardia? ¿Pulso acelerado? Un yogurt por la mañana o una buena ensalada con tomates y apio, controlarán la presión arterial liberándote de aquel palpitar veloz. Intenta consumir cereales como la avena o pan integral para estabilizar el nivel de azúcar en la sangre ya que éste varía contantemente en días estresantes.
¿Quién dijo que los alimentos no te ayudan contra el estrés? ¡Come sanamente y dile “stop”!