¿Te ha pasado que estás con tus amigas y alguna de ellas te pide un favor que te compromete de más y por “no verte mal”, aceptas? O… ¿en alguna relación cediste tanto que terminaste “incompleta”? Las relaciones humanas son en sí, complicadas.
En muchas ocasiones aceptamos situaciones sólo por quedar bien con los demás, pero ¿es realmente correcto? ¿Qué tanto dejamos a un lado nuestra persona cuando nos obligamos a cumplir con otros? ¿Es verdad que es nuestra obligación hacernos responsables de “las cargas” de los demás?
El que se nos haga difícil decir: “No” es una cuestión sociocultural. Depende de la formación que nos dio nuestra familia y el sentido de “empatía” que tengamos, está mal visto el decidir poner límites y expresar nuestras inconformidades, sin embargo ello involucra parte de la sanidad en nuestras relaciones.
Una relación sana implica el poder expresarte cuando algo te afecta, el evitar que haya abuso de confianza y el detenerte a pensar en si ayudar o aceptar actitudes de cierta persona te permite crecer. Cada vez que dudes de ello, pregúntate si lo que está ocurriendo te “suma” o te “resta”, si aquello te da tranquilidad o lo contrario; recuerda: antes de ser leal con los demás, sé fiel a ti.
En resumen, te recomendamos lo siguiente:
- Piensa si te sientes cómoda:
- Ayudando a quien te lo pide
- Aceptando la actitud de la persona
- Con la situación
Si la respuesta es:
- NO me siento cómoda: Una buena comunicación te hará establecer límites.
- Poner límites, el primer paso para aprender a decir “NO”:
- Sé clara con lo que no te parece sin ser agresiva
- Un NO para ti: Reconoce que no puedes hacer todo
- Evita justificarte: explicar el porqué de tus límites sin caer en la disculpa, RECUERDA: nadie debe forzarte a hacer, decir, pensar o sentir.
- No tengas miedo a expresarte. No haces nada malo al defender lo que quieres y lo que no
- Procura un NO sin arrepentimientos.
- Sé segura de ti y proyéctalo cuando elijas decir: “Basta”, “No lo acepto, no lo quiero.”
- Y EL MÁS IMPORTANTE: Aprender a decir NO es un acto de amor propio.
No desgastes tu energía ni tu tiempo en quien le desagrade que digas lo que sientes, piensas, le pidas detenerse, cambiar de actitud, o se enfade porque simplemente no puedes ayudarlo.
El poner límites también puede mejorar tus relaciones ya que estableces un vínculo de comunicación con la otra persona, intimando y permitiendo que ésta conozca tus límites. Quien de verdad te estima, respetará tu: “No”.
¡Así que apapáchate!
“Dale el lugar” a quien realmente lo merece: A TI.