8 acciones para promover la responsabilidad y hábitos positivos en los niños

Los días de descanso durante vacaciones para los millones de niños en México y el tiempo libre en fines de semana son una oportunidad de reposo y esparcimiento. Sin embargo, es común que los niños vean más televisión, aumenten su tiempo en otras pantallas, e incluso incrementen su consumo de comida chatarra y afecten sus hábitos de salud, de acuerdo con diversos estudios, como el del Journal of School Health.

De acuerdo con la Dra. Sandra Massry, directora de AcadeMix y creadora del modelo EducaLibre, una metodología de aprendizaje que impulsa la autonomía y el neurodesarrollo infantil, el tiempo libre debe ser aprovechado con distintas actividades que permitan crear una relación más cercana entre padres e hijos, generar su sentido de responsabilidad y buenos hábitos.

Para lograrlo, se recomienda utilizar los periodos de fin de semana o de vacaciones para realizar actividades de calidad, como:

Acercarse al arte/visitar museos. La apreciación artística y cultural es algo que deberíamos promover desde la infancia, ya que ayuda al pensamiento creativo y el pensamiento alternativo. “Seguramente la primera reacción de un niño será de resistencia, ya que piensa que se va a aburrir, pero ya que están ahí, son felices por estar en acción y conociendo cosas nuevas” indica la Dra. Massry.

Huerto en casa. Aprender a construir un huerto en casa y cuidarlo juntos es un proyecto que impulsa la responsabilidad y que da una gran gratificación, como la alegría de poder preparar un platillo con alimentos que ustedes mismos sembraron. Ver el avance diario de una tarea que implica dedicación y cuidado, hará sentir orgullosos a tus hijos.

 

Cocinar juntos. Es una de las actividades que más aportan al desarrollo infantil. El contacto con los ingredientes y ver cómo se transforman es la base de la ciencia. Los pequeños aprenden a seguir una secuencia de pasos; tener precaución al manejar utensilios filosos o al acercarse al fuego, refinan sus movimientos y otorga responsabilidad. Hay que hacerlos partícipes, que no sean espectadores.

Todos ayudan en casa. Siempre es un buen momento para que los niños participen en las actividades diarias del hogar, como lavar trastes, limpiar el espacio de las mascotas o escombrar su cuarto. Esto permite que sean conscientes de que la colaboración de todos es importante. Hay que ser claros:” la casa es de todos y cada uno debe aportar; debe ser por convencimiento, no por obligación” de acuerdo con Massry, también terapeuta en educación infantil.

Contacto con la naturaleza. Es una necesidad física y emocional para los niños. Salir a una caminata al parque, al bosque, ir a remar, ver un lago, una cascada, pescar, acampar, ir a la playa; permite inculcar valores relacionados con el cuidado del medio ambiente y también potenciar su capacidad de asombro.

Recorrer espacios públicos. Para promover la convivencia familiar, el diálogo e impulsar el asombro al conocer lugares diferentes, se recomienda visitar plazas públicas, monumentos, parques o hacer un picnic al aire libre.

Trabajo de fin de semana para adolescentes. Es una actividad que todos los jóvenes deberían desarrollar. “Un joven que aprende el valor del trabajo, cambia su actitud de sólo pedir, a valorar y cuidar el dinero y lo que compra con él” indica Massry. Adicionalmente, el mantenerse ocupados y en actividad, ayuda a evitar malos hábitos, vicios e incluso compañías que pueden ser peligrosas.

Un proyecto de impacto social. Algunas de las acciones antes mencionadas, también pueden ser parte de un proyecto que ayude a los niños a reconocer que ellos sí tienen influencia en su entorno. Combinar una salida a la playa o el bosque con una actividad de recoger basura; ir a un campamento y sembrar un árbol o participar en una campaña de limpieza de ríos. Lo más importante es que el adulto debe enseñar con el ejemplo, ser el primero en realizar la actividad y participar con el niño en ella.

Lo más importante del tiempo libre y de descanso es encontrar momentos en común entre los padres y los hijos a través de acciones que permitan el desarrollo integral como individuos y como una familia, a través de experiencias lúdicas, divertidas y memorables que transformen la cotidianeidad y sean algo fresco y diverso a las actividades regulares.