La buena grasa

Los efectos saludables de la sardina y del pescado azul son ampliamente reconocidos, sus elevados niveles de grasas insaturadas ayudan a regular el colesterol y a prevenir enfermedades cardiovasculares. Pero sus efectos positivos no se acaban aquí. Un estudio de la profesora e investigadora Diana Díaz Rizzolo de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), ha descubierto que el consumo regular de sardinas tiene un efecto preventivo ante la diabetes tipo 2. Nutrientes presentes en la sardina en altas cantidades, como la taurina, el omega 3, el calcio y la vitamina D, tienen un rol protector ante esta enfermedad.

«El consumo de sardina no sólo es asequible económicamente y fácil de encontrar, sino que es seguro y preventivo ante la diabetes tipo 2. Es un gran descubrimiento científico. Es fácil recomendar su consumo desde la consulta médica y asumible por parte de la población», explica Diana D. Rizzolo.

 

«Los nutrientes pueden ejercer un papel imprescindible en la protección y tratamiento de muchas patologías, pero su efecto suele ser causado por la acción sinérgica entre ellos y la matriz alimentaria que los contiene. Así, la sardina tendrá un elemento protector porque es rica en los nutrientes mencionados, pero no lo serán tanto los nutrientes tomados de manera aislada en forma de suplementos», comenta la doctora.

Basta con comer dos latas de sardina a la semana para gozar de los beneficios de los nutrientes de este alimento rico en grasa.