El árbol decorado es el símbolo más importante en la Navidad, convirtiéndose a lo largo de la historia en el principal elemento que nos indica el inicio de esta temporada y sus celebraciones.
Existen diversas historias que convergen en torno a su origen, pero todas ellas coinciden en que fue durante las primeras evangelizaciones en el centro y norte de Europa, cuando los primeros cristianos se percataron de que los habitantes de aquellos lugares celebraban el cumpleaños de Frey (dios de la lluvia, del sol naciente y de la fertilidad), adornando un perenne. Esta celebración coincidía en fechas con las celebraciones religiosas que conmemoran el nacimiento de Cristo, por lo cual adoptaron la costumbre de aquellos aldeanos, fusionándola con las tradiciones cristianas.
Con el paso del tiempo se abandonó el uso del perenne para llevar a cabo las celebraciones y se optó por el pino, cuya figura era ideal para representar diversos significados religiosos cristianos.
A diferencial del árbol que ocupaban los antiguos habitantes de Europa, el pino al tener una forma triangular representa a la santísima trinidad, y su color es símbolo de vida y esperanza.
La luces significan la luz de cristo que ilumina nuestras vida, los primeros árboles de navidad utilizaban velas.
Comúnmente se acostumbra poner listones alrededor del árbol o guías de adornos, este tipo de decoraciones representan la unión entre la familia, amigos y demás seres queridos.
Con el paso del tiempo los accesorios que se colocan en sus ramas han ido variado, a pesar de ello las esferas siguen siendo los detalles más importantes que visten al árbol completamente. Las esferas tradicionales que debe llevar el árbol son redondas y de color rojo, ya que deben simbolizar a las manzanas que representan las tentaciones con las cuales debemos luchar a pesar de lo llamativas que se vean.
