Ponerte en contacto con la pequeña que fuiste en tu infancia te ayudará a sanar viejas heridas y tener una vida más plena. Aquí te decimos cómo lograrlo.
¿Alguna vez has escuchado hablar del síndrome del niño herido? De acuerdo con los especialistas en psicología, se trata de una condición en la que vas acumulando dolores no canalizados y situaciones que te lastimaron durante tu infancia, y que se manifiestan como una carga emocional negativa. En ocasiones, el estrés es un detonante de este síndrome que se manifiesta con una especie de regresión, es decir, bajo presión podrías reaccionar como un niña, más que como un adulto maduro, lo que genera problemas en tu entorno, con tus amistades, en el trabajo, pareja y familia. “La solución es que tu parte adulta abrace a ese niño interior herido, que está representado por aquella parte que no ha crecido o se ha quedado rezagada por falta de amor o comprensión”, señala la psicóloga Victoria Cadarso, autora del libro Abraza a tu niño interior. Algunas de las maneras de conseguirlo son:
-Habla frente al espejo: Date a la tarea de crear un tiempo para ti. Todos los días durante cinco minutos, párate frente al espejo, platica contigo y trata de ponerte en contacto con tu niña interior, cuéntale lo que más te gusta de ella, hazle sentir tu aprobación y cariño.
-Canta: El ser espontáneos es una cualidad de los niños, cada que tenga ganas de cantar, brincar, simplemente hazlo. Permítete sorprenderte, eso te pondrá en contacto con tu yo interno, y créenos, seguro mejorará tu estado de ánimo en un día estresante.
-Valórate: Cuando eras pequeña, la aprobación era una continua búsqueda, sin embargo, ahora entiendes que no hay persona más importante que tú, así que antes de buscar la aceptación de los demás, asegúrate de gustarte, de reconocerte como la mujer valiosa que eres; una vez que tú lo entiendas, el mundo entero lo notará.
-Festeja: Celebra tus logros, el amor, la amistad. La idea que hagas de cada día una oportunidad para ser feliz, para gozar de la vida, para reír a carcajadas, pues esto te hará estar en contacto con tu niña interior. ¿Recuerdas cómo se sentía reír hasta que doliera la panza? Hazte el propósito de disfrutar cada momento para que esa sensación vuelva a ti de manera más recurrente.
Tip:
-Lleva una foto en tu cartera: Cada que la abras y mires a la pequeñita que fuiste, dedícate un lindo pensamiento o palabras cariñosas. Nadie las merece más que tú. Se vale echarte un piropo, ¡mira lo guapa que te has puesto!
Haz de estos hábitos parte de tu día a día y verás como poco a poco ti niña interior y tú van haciendo las paces.