Veganismo, un estilo de vida

El problema ambienta actual pone en jaque el sistema de consumo que el ser humano viene perpetuando a lo largo de décadas.

 

Contaminación del aire, la tierra y las fuentes de agua, deforestación, derroche de los recursos naturales, explotación y extinción de diversas especies que habitan la Tierra son algunas de las consecuencias de este paradigma. Por ejemplo, ¿sabías que la ganadería es responsable del  de  14.5% de la emisión de gases de efecto invernadero?  Por eso, ya sea por motivos éticos, de salud o medioambientales, muchas personas deciden cambiar sus hábitos de consumo alimenticios, optando por un estilo de vida donde prevalezca el respeto a los animales y al planeta.

“Usualmente, el primer paso que una persona suele dar para reducir el consumo de animales es el vegetarianismo. Pero dependiendo del caso, puede ser un camino que dure años, o puede ser una primera aproximación a la completa eliminación de productos de origen animal, algo absolutamente viable para nuestra salud y vida cotidiana”, explica Jessica González Castro, gerenta de Campañas de Million Dollar Vegan en México, organización internacional sin fines de lucro que busca presentar los beneficios de una alimentación a base de plantas para la salud, el medioambiente, la sustentabilidad y los animales.

 

Si bien el vegetarianismo y el veganismo tienen como base una dieta con una gran variedad de vegetales, frutas, granos, legumbres y semillas, las personas vegetarianas no comen productos que provengan directamente de la matanza de animales, principalmente su carne; en cambio las personas veganas evitan consumir o usar cualquier producto o subproducto animal.

Dentro del vegetarianismo hay muchas variantes de dietas: ovo-lácteo-vegetariana, donde se consumen huevos y lácteos, lacto-vegetariana, con adición de productos lácteos, ovo-vegetariana, que sólo incorpora huevos y pescatariana, donde se comen pescados y mariscos. La alimentación vegana, por su parte, no incluye ningún alimento que contenga carne, aves de corral, pescados y mariscos, huevos, productos lácteos, miel, insectos, quesos cuajados, gelatina y otros tipos de proteínas animales ni caldos o grasas que deriven de ellos.

 

Además, las personas veganas suelen evitar productos que directa o indirectamente involucran el uso humano de animales, tales como artículos de cuero, lana o cosméticos que se testeen en animales; algo que también los/as vegetarianos/as suelen no consumir.

Está comprobado que una dieta variada basada en plantas ayuda a prevenir afecciones como enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes tipo 2. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud alertó sobre la relación del consumo de la carne y su incidencia en la aparición en algunos tipos de cáncer. En definitiva, elegir una alimentación que excluya a los animales no solo colabora a frenar la crisis ambiental, también garantiza una buena salud integral.